martes, 21 de octubre de 2014

Sin trigo y Sin leche challenge!


Comer sin trigo ni leche. Un desafío nivel DIOS!

A partir de hoy y todos los días compartiré mi desafío personal de comer sin estos dos elementos que componen gran parte de las recetas en internet, los platos en los restoranes, lo que venden en los quioscos, en lo supermercados, etc, etc...
Y quiero partir dejando en claro que esto no es una dieta vegana, no es una dieta vegetariana, no es para celiácos o intolerantes a la lactosa. Es para quienes comen carnes, huevos, cereales, semillas, hortalizas y frutas, pero no leche y no trigo.
Mi idea es compartir con todas esas personas que ya aburridos de comer arroz con carne y lechuga, buscan alguna receta interesante para probar, alguna idea ingeniosa que nos saque de la rutina y logre hacernos disfrutar del placer de comer, porque en mi propia búsqueda siempre he encontrado preparaciones sin gluten, pero fijo que llevan leche, crema o queso. Y cuando buscas sin leche, fijo que lleva harina de trigo y si no tienen ninguna de las dos, entonces te encuentras con ingredientes del congo.
Yo no soy alérgica al gluten, ni celiáca y tampoco tengo grandes problemas con la leche. Pero se que comiendo todos los días esas cosas, con el tiempo comienzo a desarrollar ciertos inconvenientes a nivel físico, emocional y espiritual.
Sin el trigo, me lleno de energía. Me levanto con ganas y descanso muy bien por las noches. No llego al final de día queriendo morir en la cama junto al televisor, aún me quedan reservas para adelantar parte del próximo día o simplemente compartir lo que fue junto a mi compañero.
La leche, por otro lado me genera complicaciones gástricas en todos los niveles del circuito digestivo, partiendo por la acidez, retortijones, colón y bueno, el acto de ir al baño no vendría siendo el mejor momento del día.

Por estas razones, decidí dejar estos elementos que, por muy ricos que son, creo que no me hacen bien y creo que mucha gente tampoco le hacen bien. Partamos de la base de que somos los únicos mamíferos que toman leche de otro animal toda la vida. Osea, somos la única especie que reemplaza la propia leche por rellenos en base a leche de vaca para nuestros cachorros (qué loco!)

En fin, como a mi me gusta mucho comer, y no quiero ser una obesa morbida a los 40 años, es que me he preocupado de buscar lo que me hace bien, lo que me nutre y aporta, esto puede variar de persona a persona, por esto mis ideas no son ley, no son estrictas y si en un cumpleaños hay una chocolatosa torta probablemente la comeré. Ojo, este es un blog para la cocina del día a día o, para la cocina de lunes a viernes, porque el fin de semana puede ser que nos encontremos tomando chela y comiendo choripan porque aceptémoslo,  es demasiado rico.

Mi objetivo es compartir las cosas que se me han ido ocurriendo, porque han resultado muy ricas. Tengo un compañero agradecido del sabor de nuestras comidas y la verdad, es que también yo lo he pasado bien cocinando.
 Así que, aquí les dejo una rica y rápida alternativa para comenzar el día:

Batido de frutas:

La gracia de esta receta, no tiene que ver con cada ingrediente si no con uno en particular: El Plátano. Resulta que he descubierto una solución maravillosa para reemplazar el azúcar y los endulzantes artificiales. Cualquier fruta, agua a gusto (con más o menos agua varia la densidad y dulzor) y un plátano bien maduro (como ese plátano negro que se te pasa en la canasta de la fruta porque no te lo comiste cuando estaba más verde). Todo eso en la juguera.


Los batidos tienen enormes beneficios, en ayuna la fruta es digerida con más eficiencia y se aprovecha completa. Los batidos nos ayuda a completar nuestra ración diaria de fruta y satisfacen bien el hambre. Se le puede agregar avena cruda, un par de cucharadas.

Batido de plátano y piña
1 plátano
1/2 taza de piña
Agua a gusto
Hojitas de hierba buena (opcional)
2 cucharadas de avena instantánea
+ Juguera

Rinde aproximadamente dos vasos.

Consideralo como un buen y rápido desayuno, o como una merienda a media mañana. No prepares para guardar porque las frutas cambian en sabor y textura.






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